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Nació Después Que Llegó La Punta de Fierro

Antes de la conquista la región del noroeste de Sinaloa estaba poblada principalmente por tribus Nahoas. Gente pacífica, dedicada al comercio de sales y pescados eran los indios establecidos al norte de Culiacán. Muy hospitalarios, siempre dispuestos a recibir a los viajeros que cruzaban por su territorio. Sus casas carecían de puertas y cuando las dejaban solas, ponían a la entrada unas cuantas breñas. Hasta nuestros días la gente de esos lugares conserva esa buena costumbre que para algunos historiadores como el profesor Carlos Esqueda de Guamúchil, no es europea ni asiática sino Polinésica.

Sobre la región descrita, 43 kilómetros al sur de Guasave y a 105 hacia el norte desde Culiacán está la ciudad de Guamúchil. El pueblo debió su nombre al árbol del mismo nombre que en tiempos pasados abundaba en la región. Ahora con la urbanización, casi ha desaparecido y se le encuentra más frecuentemente en el medio rural. La palabra Guamúchil, significa: Vaina Dulce, pero a decir verdad es muy difícil encontrarse con un fruto de este árbol que reúna los requisitos de su significado. Más bien es de sabor amargo y agarroso.

El pueblo fue partido en dos; primeramente en el año de 1908 por la vía del ferrocarril Sud-Pacifico y posteriormente por la carretera México-Nogales. Esto nos define dos épocas claves y decisivas de lo que actualmente es una de las zonas agrícolas con mayor futuro en México y en el ya de por sí progresista estado de Sinaloa.

Antes de 1908 sus habitantes eran apenas un puñado que estaba dispersados a las márgenes del rio Mocorito o Evora. Un pequeño grupo se había estacionado sobre la parte que se conoce como San Pedro (el otro lado de la vía) mientras que el resto vivían en Guamúchil Viejo y Majoma. El pueblo empezó a crecer hasta el año de 1908 en que llego "La Punta de Fierro" nombre con que los lugareños bautizaron a la locomotora que tendía los durmientes y la vía. Como nunca habían visto algo parecido y mucho menos sabían cómo se llamaba; le pusieron así porque la defensa de la maquina terminaba en punta y era de fierro. En ese mismo año se construyó la estación del ferrocarril y allí empezó la primera etapa de crecimiento. En el año de 1958, cuando el pueblo cumplió sus primeros cincuenta años se reportaron la cantidad de 12,000 habitantes.

La colocación de la vía ferroviaria y la estación pusieron a Guamúchil sobre los rieles del crecimiento, aunque a un ritmo lento. La faja asfáltica que también parte al pueblo en dos, ha sido el conducto por el cual han salido las grandes riquezas agrícolas, ganaderas y marítimas del lugar y alrededores para conquistar los mercados mundiales. Siendo este último sistema de transporte factor más determinante que el ferrocarril en el progreso de la entidad. Catorce años después de sus primeros cincuenta años de vida, Guamúchil ya ha triplicado su población.

Los dos puentes que hay a la entrada de la ciudad por la parte norte, son testigos mudos del progreso del lugar. Si antes de cruzar alguno de ellos se vira hacia la izquierda viniendo del norte y se camina sobre la cuenca de lo que conocemos como rio Evora, en un kilómetro de caminata se llegara al Rancho de los Gaxiola. Hoy en los planos del Departamento Agrario esta oficialmente reconocido como San Miguel, en memoria de su ilustre fundador. Se le llamó así por gestiones que hizo en vida mi tío Maclovio, quien en este mismo sitio vino al mundo en el año de 1913. Su padre afirmaba que nació el 10 de enero en la media noche pero antes de las 12. Su progenitora, en cambio decía que fue el 11 de enero en la madrugada: Cuando llego el momento de registrarlo su padre se salió con la suya y eso es lo que realmente vale.

Nació endeble y antes de tiempo. Los primeros días de su existencia fueron inciertos. Como diría él mismo en su diario 56 años después: " desde que nací empecé a ser problema para mis padres". Luchar fue una característica que tuvo desde el momento en que nació y esta lo acompaño todos los días de su vida. A los 7 años de edad una yegua le partió el cráneo de una patada. Sus hermanos hacían burla de él porque no participaba en los Juegos de niños, pues se concretaba únicamente a observar y estudiar los movimientos que hacían. Creían que era un retrasado mental y le pusieron el sobrenombre de "Burraco". Lo que en realidad sucedía era que él estaba más adelantado que sus hermanos; pues sus juegos eran demasiado infantiles para un pensador como él.

A los quince años lo corno un toro con tan grandes consecuencias que necesitó 5 meses para reponerse física y moralmente. De allí en adelante sufrió volcaduras, amenazas de muerte por el Evangelio, descarrilamiento de trenes y aterrizajes forzosos. El día 17 de julio de 1960 en El Salvador, C.A., fue operado de emergencia, lejos de su patria y familiares. Contrajo la diabetes y se defendió como pudo de 4 infartos cardiacos. Nació luchando, vivió luchando y murió luchando.

Para su pueblo natal siempre sintió un especial afecto a pesar de que apenas una cuarta parte de su vida la vivió en él. En junio de 1966 y de paso por su tierra fundo un periódico que se llamó: El Heraldo del Valle en el cual tenía grandes ilusiones. Pero al tener que ausentarse, dejó en otras manos la empresa y el periódico dejó de publicarse. Había planeado que una vez retirado de sus comisiones en la Iglesia, se establecería definitivamente en Guamúchil para fundar un Asilo de Ancianos o un Orfanatorio, prueba de ella es una propiedad que donó en el Rancho San Miguel para tal fin. Gracias a Dios porque su más grande deseo si se le cumplió: morir en la tierra que lo vio nacer.

Cuando yo Sane tú te Casaras Conmigo

Desde muy joven sintió mi tío Maclovio el deseo de conocer otros lugares. Fue entonces cuando nació en él la pasión por los viajes que años después lo llevara a conocer no solamente todo su propio país, sino más allá de las fronteras del Bravo y el Suchiate. Fue un viajero incansable y sus pies pisaron casi todos los estados del vecino país del norte así también todos los países de América Latina incluyendo Cuba.

Apenas frizaba en los 15 años de edad cuando junto con sus amigos Enrique Díaz, Tomas Rochin y otro joven de Mocorito, se fueron a aventurar a la antigua Cajeme, hoy Cd Obregón, Sonora. Allí los cuatro amigos calmaron un poco sus ímpetus juveniles trabajando en los campos algodoneros. El cambio de ambiente y la añoranza por el terruño avivaron en el nuevo aventurero la flama del patriotismo pues al regresar con los suyos se enroló junto con sus hermanos Miguel y Donaciano en un Comité de Lucha Antichinista.

Desde el año de 1928 el comercio de los estados de Sonora y Sinaloa, estaba monopolizado por gente venida desde el lejano país de China. Las jugosas utilidades que ellos obtenían las enviaban a su país de origen, representando para nuestra nación una considerable fuga de divisas. Ante el clamor de los pocos comerciantes nacionales, el gobierno autorizo a los habitantes de esa zona para que sin usar la violencia, expulsaran a los orientales del suelo mexicano. Guamúchil, en esa época aunque era pueblo pequeño también padecía del mismo problema. Los pocos comercios instalados en lo que entonces era el centro comercial por la Avenida Ferrocarril estaban en manos orientales.

Los hermanos Gaxiola y otros miembros del comité hicieron manifestaciones por las calles del pueblo invitando sus habitantes a unirse en la lucha. En esa ocasión mi tío Donaciano, oyó hablar por primera vez en público a su hermano Maclovio. Nos cuenta, que lo hizo con grande facilidad e inspiración. Al hablar se transformó de tal forma que no parecía que las palabras y el estilo eran de un muchacho pueblerino e inexperto, sino más bien las de un consumado maestro de oratoria. Allí en el calor del cariño a la patria y a su pueblo nació uno de los más grandes predicadores que ha tenido la Iglesia Apostólica. Su prodigiosa memoria le ayudaba a grabarse fechas, citas bíblicas, nombres de personas y lugares con gran facilidad. Tenía una gran capacidad para retener y muy rara vez usaba notas para predicar. Sus mensajes demostraban un profundo conocimiento de la Biblia. Podía disertar amenamente sobre temas de Medicina, Leyes, Arte, Gramática, Historia y muchas ciencias más como todo un experto en la materia.

Volvamos a la Campaña Antichinista en la que sucedieron algunas cosas más. Es claro comprender que los tres hermanos Gaxiola se metieron en algunos líos durante su incursión en la política. Los tres fueron hechos prisioneros por haberse excedido en sus sentimientos patrióticos. Los tuvieron unos días en la cárcel de Guamúchil y antes de remitirlos a Mocorito el joven patriota Maclovio salió libre. Los otros dos hicieron el viaje acompañados por su madre que tuvo que insistir mucho para que las autoridades le permitieran ir con sus hijos.

Emprendieron el camino y antes de llegar a una ranchería llamada Boca de Arroyo, los judiciales (en ese tiempo les llamaban la Cordada) ordenaron a los dos prisioneros que huyeran hacia el monte, al mismo tiempo que cortaban cartucho. El instinto de madre le avisó a mi abuela y los planes de los hombres no se cumplieron. Pues Doña Cenobia al darse cuenta que les pretendían aplicar la temida Ley Fuga, se abrazó de ellos. Los hombres trataron por todos los medias que se separara de sus hijos pero no lo lograron. Como sus esfuerzos fueron infructuosos emprendieron la marcha y al llegar a Mocorito los recluyeron en la prisión, habiéndolos dejado libres tres meses después.

El destierro de los comerciantes chinos trajo un notable progreso en el pueblo, como lo pudieron comprobar los hermanos Gaxiola al salir de la cárcel. En pos de sus caros ideales, estuvieron a punto de perder la vida y su libertad se vio privada por un tiempo pero valió la pena el sacrificio porque su pueblo prosperaba.

Una vez que el comercio pasó a manos de los nacionales Guamúchil empezó a crecer extendiéndose impetuosamente hacia el oriente por la calle Rosales. Entre esos nuevos comerciantes estaba Don Jesús González, padre del conocido hombre de negocios Guamúchilense: Gundérico González. La esposa de Don Jesús tenía con ellos una sobrina que estaba de visita y que había venido de El Dorado. Por la misma calle Rosales vivía María la hermana mayor de Maclovio Gaxiola quien estaba casada con otro señor también de apellido González. María gustaba de hacer amistad con todas las personas y pronto se hizo amiga de la jovencita Micaela. Cuando su hermano Maclovio fue cornado por un toro y por prescripción médica tuvo que ser encamado. María gustosamente estuvo al cuidado de su joven hermano a quien atendía en su propia casa por la calle Rosales. Micaela deseó visitar al enfermo a quien conoció en esa casa. Cuando ambos se saludaron, él la tomó de sus manos y le dijo: cuando yo sane tú te casaras conmigo, y ella las tomó mitad en broma y mitad en serio.

Él era un buen partido ya que muchas muchachas del lugar se sentían atraídas por su melodiosa voz. Era inteligente, cariñoso y componía muy bonitos versos. Podía ganar dinero con facilidad y honestidad. Su hermano Miguel le había enseñado a ganar dinero hacienda espejos, arreglando máquinas de escribir, armas y otras muchas habilidades en que su versátil hermano lo instruyó.

La entrevista de los dos jóvenes fue amor a primera vista. Ella era una muchacha rellenadita y de piel muy blanca. Sus mejillas estaban tan rojas que más bien parecían un par de manzanas. Su cabellera larga y ondulada, su cara bonita y sus soñadores ojos negros fueron los atractivos a los que el joven galán no se pudo resistir. El por su parte tenía 17 años de edad, delgado y de estatura regular. Sus ojos eran color café y la eterna sonrisa en su boca le daba un aire de seguridad que contagiaba. Tampoco ella pudo resistirse y después de haber sido novios durante un tiempo, poco después se casaron conforme al es­tilo de esa época.

Maclovio Gaxiola L., y su esposa Micaela. Solamente unas cuantas semanas se dejó crecer el bigote en el año de 1969.

Su esposa demostró ser una magnifica compañera que cuidó de él y sus hijos con grande abnegación. Le acompaño en la mayoría de sus giras y durante los últimos años de su larga y penosa enfermedad ella fue para él una enfermera abnegada que sufrió desvelos, cansancio sin pronunciar una sola queja todo por servir a su marido. Dió de comer, lavó la ropa y curo a los estudiantes cuando se fundó el Instituto en México, D.F. Colaboró con el departamento Femenil en varios cargos de carácter nacional y distrital. Hasta la fecha sigue trabajando como presidenta de la Sociedad Femenil Dorcas de la Segunda Iglesia de la Ciudad de México.

De su matrimonio con Micaela Suarez le nacieron siete hijos quienes en su mayoría residen en la capital de la republica a excepción de la hija menor que vive en Tijuana. Sus nombres son: Luis Roberto, Eliseo, Eliu, Hogla, Rita, Rubén David, Orfa Lidia y Maclovio.

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