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EN FRESNILLO ZACATECAS TUVO UNA VISION DE SU ENTIERRO AL SORPRENDERLO OTRO INFARTO MAS DE LOS 5 QUE SUFRIO.

Aquí yacen los restos mortales de Maclovio Gaxiola López.

Así me pareció oír en mi entierro que estuvo a punto de efectuarse.

Oración fúnebre para mi sepelio: Yace en silencio quien causo inquietudes. Quien por su afán constante por la superación desconcertó a muchos que viendo sus ambiciosos planes de acción, sintieron desconfianza y desasosiego. Su gran espíritu que lo movía potente lo ha dejado en paz, y con ello se acabó la incógnita. Pues muchas, veces provocó a los ministros invitándolos a obrar y hubo quienes creyeron ilusorios sus anhelos, que después los vieron cristalizar en latentes realidades. Así fue su vida y para muchos su obra fue fecunda, y quizá para quienes dudaron de su sinceridad sea hoy la oportunidad para vindicarlo y juzgarlo ahora con menos severidad. Descanse en paz su cuerpo que aun vemos porque su espíritu seguirá activando por una eternidad.
Fresnillo, Zacatecas, 1 de marzo de 1970

LA SIGUIENTE PÁGINA FUE ESCRITA DESDE SU LECHO DE ENFERMO, CUANDO EN ESAS PESIMAS CONVENCIONES INAUGURO LA CONVENCION GENERAL.

Hoy me estuvieron visitando muchos hermanos. Una delegación de la Confederación de Señoras de cada federación estuvo presente y me hicieron una serie de regalitos. Al derredor de $3,000.00 Tres mil pesos en efectivo y otras cositas más. ¡Cuánto me estimularon! Hoy me presenté en la convención y declaro inaugurada la Convención con un breve discurso. ¡Cuánto conmovió mi presencia y lloro el pueblo al verme! Así se inició la XXVII Convención. Gracias a Dios.
Torreón, Coahuila, octubre 15 de 1970.

UN DIA DESPUES DE HABER CLAUSURADO LA MISMA CONVENCION

Hoy desperté con un nuevo concepto sobre la vida. El sol brillaba menos. El día era triste. El futuro es un tanto incierto. ¿Volveré a tener suficiente salud y fuerza? Solo Tú, Oh Dios, que das vida a los muertos lo sabes. Así salí de Gómez Palacio, Durango, y viajamos hasta Salinas, S. L. P. Llegamos al Motel Capri. Allí descansamos después de las 9:00 que salimos de Gómez Palacio las 17:00 muy cansados. Primer día desocupado de hasta un empleo definido. ¡Gracias Señor mío!
Salinas, S. L. P. Octubre 22, 1970

PIDE PERDON POR SU RESUELTA ACTITUD DE PARTICIPAR EN LA CONVENCION A PESAR DE SU GRAVEDAD.

Quien lea este libro notará la forma en que evoluciono mi vida durante el año. Varias veces estuve a punto de morir en la forma de la escritura, en la fluidez o en la torpeza. Me satisface haber asistido en media vida a la Convención. No lo hice para exhibir valor, demostrar hombría, pero sí para demostrar que por encima de mí mismo amo a Dios y su Obra. Pido perdón a quienes ofendí con mi actitud resuelta. Ese fue mi sentir y es todavía. ¡Dios te amo!
México, D. F. Noviembre 10 de 1970.

REMEMBRANZAS DE CUANDO DECIDIO ENTREGARSE A CRISTO.

Hoy celebro el 38 aniversario de mi conversión a Cristo Durante este lapso se desarrolló todo el drama de mi vida con mis triunfos y derrotas, con mis altibajos. Desde que estaba por cumplir 20 primaverales años hasta hoy que me aproximo a mis otoñales 58. Dentro de este lapso de 38 años me inicié y finalicé mi carrera ministerial en lo que se puede contar. Hoy no tengo un cargo definido como no lo tenía entonces. Mi vida plena de juventud de entonces contrasta con la senectud que me mantiene ahora casi inmóvil. Sin embargo vuelvo a decir, Gracias a Dios. Feliz Navidad, Feliz Navidad, Feliz Navidad.
Diciembre 24 de 1970 Guamúchil, Sinaloa.

EL DIA QUE CUMPLIO 58 AÑOS DE EDAD Y DOS DIAS ANTES DE MORIR. TENIA YA CASI DOS MESES EN LA CAMA Y EL FATAL DESENLACE SE ESTABA PREPARANDO PARA EL ULTIMO INFARTO CARDIACO QUE LE PRIVARIA SU FRUCTIFERA EXISTENCIA.

Hoy hace 58 años que llegué a este espantoso mundo, al cual después de conocer amo y me engreí a pesar de los reveses y desengaños que me dio la vida en los primeros 20 años. Después encontré una nueva forma de vida la cual viví con tanta pasión que 38 años se me fueron tan rápidos que ahora que vuelvo a la realidad apenas empezaba a vivir cuando las fuerzas humanas se han acabado y lo único que sigue fuerte es el espíritu. La carne se envejeció mi cuerpo no tiene fuerzas pero alabo la vida y quiero vivirla eternamente. ¡Ayúdame Señor!
Enero 10 de 1971

LA ÚLTIMA PÁGINA QUE SU MANO TEMBLOROSA Y DEBIL ESCRIBIO. SE ACERCABA EL FIN Y EL LO PRESINTIO. EL LUNES 11 DE ENERO DE 1971, UN DIA ANTES DE MORIR.

Se pasó un año más de mi existencia terrenal. Si fue fecunda o estéril mi vida ya lo fue. Ahora recibiré elogios de unos, reproches de otros, mientras siga viviendo terrenalmente, hasta que el verdadero Juez y Señor de todos dé el premio o castigo que mereció mi obra ante El. Hice todo lo bueno con el mayor anhelo; pero muchas cosas pudieron haberme salido mal Dios las juzgará con su justicia Divina. Así lo creo, lo espero y confió sereno. Gracias Señor por darme esa seguridad en ti.
Guamúchil, Sinaloa Enero 11 de 1971

ANTE LA IMPOTENTE PRESENCIA DE SU ESPOSA, SUS HERMANAS: JUANITA Y MARCIANA, SUS SOBRINOS: GERARDO GAXIOLA S. Y DINA G. DE LOPEZ,EN LA RESIDENCIA DE ESTA ULTIMA SITUADA ENTRE LAS CALLES LOAIZA Y BENITO JUAREZ DE LA CIUDAD DE GUAMUCHIL, SINALOA LA MUERTE IMPLACABLE ARREBATO SU EXISTENCIA. CUANDO EL DOCTOR ALFREDO DIAZ ANGULO LLEGO AL HOGAR SU DICTAMEN FUE: INFARTO CARDIACO.

Página póstuma escrita en su propio diario por Gerardo Gaxiola S.

Ya tu mano no pudo escribir porque la parca de la muerte cortó el hilo de tu existencia. Vivió hasta las 12:45 p.m. Un nuevo infarto cardiaco te privo la vida. Aquí termina tu Obra, aquí se apaga tu luz que brillo mucho.

Has dejado una huella luminosa a tu paso por este mundo. Nunca olvidaremos tu ejemplo. Vivirás siempre en nuestros corazones.

El Hombre que nos Dejó una Huella Luminosa
Colaboración de Gerardo Gaxiola S.

El recuerdo es glorioso cuando se puede vivir de tal manera que se identifique con alguna virtud. ¿Que hemos dejado al mundo que nos recuerde cuando hayamos partido? El más elevado monumento que podemos erigir a nuestra memoria, es una vida de servicio en favor de los demás. Durará más que los más elevados monumentos que al fin se convertirán en polvo.

Tratando de escribir la semblanza de una vida que fue corta pero que brillo mucho, mi lenguaje resulta pobre y melódico insuficiente. Sin embargo, queriendo contribuir con el hermano J. Felipe Gaxiola en la edición de un libro biográfico de nuestro insigne predicador, gran líder buen maestro e incomparable amigo, Reverendo MACLOVIO GAXIOLA LOPEZ, aporto mi humilde colaboración.

Personalmente deseaba haber hecho lo que el hermano Felipe Gaxiola en buena hora tuvo el deseo de llevar a cabo. Me satisface más que él iniciara este trabajo con su capacidad y mejor visión de estas cosas.

En el año de 1947, cuando era niño, comencé por decirlo así a conocer a nuestro distinguido hermano Maclovio. Nos visitó entonces en la iglesia de La Palma, Sinaloa, acompañado de algunos hermanos que estudiaban en el Instituto Tecnológico Apostólico Internacional de la ciudad de México. Entre otros, iba el hermano Raúl López Mendoza y me llamó la atención como abordaban al hermano Maclovio con preguntas difíciles ya fuera escatología, gramática o alguna otra ciencia; a lo cual contestaba con tanto acierto que dejaba plenamente satisfechos a sus interlocutores. Noté a mi tierna edad que había en él una sabiduría sobresaliente. Fue esa mi primera impresión.

Posteriormente, descubrí que muchos hermanos cuando se referían al hermano MACLOVIO, tenían palabras de elogio y todos concordaban en que había en nuestro mencionado algo diferente. En mi adolescencia y juventud le oí predicar y actuar en nuestras convenciones distritales, observando que su intervención causaba impacto. Le gustaba mucho visitar nuestras iglesias en Sinaloa y en todas ellas dejaba una enseñanza útil. Los hermanos se sentían reanimados con sus consejos y satisfechos con sus enseñanzas.

Cuando tuve en mis manos el libro "LA HISTORIA DE LA IGLESIA APOSTOLICA" escrito por él, me di cuenta de las grandes comisiones que desempeño gustoso y aun cuando las circunstancias fueran adversas, fue a donde lo enviaron. Sentí el deseo de estar un poco más cerca de él y conocerle mejor. Oré a Dios pidiendo me concediera el privilegio de viajar en su compañía y aprender algunas de las muchas cosas que sabía que podrían servirme en el futuro.

Fue mi privilegio viajar en su compañía por primera vez siendo Presidente de la Iglesia y con otros hermanos de la Mesa Directiva, en el mes de octubre de 1968, para asistir a la 44 Conferencia General de la Iglesia Pentecostal Unida, en Atlantic City, N. J. Durante tres semanas anduvimos juntos, recorrimos 22 estados de la Unión Americana y me agradaba viajar en el volante del automóvil en que hicimos el recorrido porque solía él sentarse en el asiento contiguo y recorríamos muchos cientos de millas sin sentirlo porque sus pláticas para mi eran interesantísimas. Ese viaje fue un maratón de resistencia debido a la premura del tiempo y la responsabilidad que lo cenia en la Obra, en tres semanas tuvimos que regresar de un viaje tan largo, para él le fue necesario caminar noches enteras por las supercarreteras de los Estados Unidos. Mi sorpresa fue la increíble resistencia y buena voluntad del hermano Gaxiola que para entonces estaba muy enfermo y sin embargo, nunca le oímos quejarse. Nuestra breve estancia entre los hermanos de la Iglesia Pentecostal Unida fue benéfica desde muchos puntos de vista, especialmente porque los lazos del compañerismo se estrecharon entre ambas organizaciones.

Entre todas, una cosa se me grabo mucho de este histórico viaje y fue que después de muchos días y noches de caminata, arribamos a la ciudad de El Paso, Texas, rendidos de cansancio y los compañeros de viaje buscaron una cama para descansar ya que prácticamente no se podía hacer otra cosa. Sin embargo, nuestro referido hermano, se cambió de ropa y me dijo: Vamos al culto a Cd. Juárez, los hermanos nos esperan. Pensé negarme a acompañarlo porque el sueño y el cansancio me dominaban pero al verlo listo con la tremenda fuerza de voluntad que siempre le caracterizaba, me incorporé y lo acompañé. Cuando llegamos a la Primera Iglesia de Cd. Juárez, el templo estaba lleno, su pastor hermano Manuel Esquivel Fonseca había hecho la propaganda necesaria y la gente estaba esperando al Obispo Presidente. Noté la expresión de alegría de los concurrentes al ver entrar al hermano Maclovio. Luego pensé que de no haber asistido hubiéramos defraudado a los hermanos y él siempre tuvo cuidado de no hacer eso. Así que desafiando la situación y arriesgando su propia salud y sobreponiéndose a las circunstancias cumplía un compromiso contraído de antemano. Después del culto que se prolongó hasta las diez de la noche; algunos hermanos lo abordaron para consultarlo y con una sonrisa los atendió a todos y los dejos satisfechos. ¡Qué fuerza de voluntad! ¡Que amor para la Obra! ¡Qué resistencia extraordinaria! Su vida no la estimaba preciosa para sí, tratándose de atender los asuntos de la Iglesia y ayudar a los demás. Fue entonces cuando envió al Órgano Informativo de nuestra Iglesia, El Exégeta un artículo titulado: "Usted debe sonreír" En su parte final dice: Cuánto bien puede hacer una sonrisa en el momento oportuno, hay niños que la esperan, desdichados que la necesitan, seres amados que la anhelan… No se las niegue, pero no olvide que antes, debe usted sonreír en su corazón. Si vienen las penas de la vida, recíbalas con una sonrisa. Serán perlas que brillen y no mar que inunde.

A partir de esa fecha hice una nueva decisión. Dedicar más tiempo al servicio de la Obra de Dios. Le oí decir algunas veces: si en algo vale la pena realmente gastar la vida es en la Obra de Dios. Antes de esta ocasión había estado yo muy enfermo. Mi sistema nervioso estaba anormal y una serie de males y situaciones habían minado mi salud. Sin embargo, ese histórico viaje sirvió para que mi vida cambiara. Al regresar a mi iglesia recordé sus consejos. Me había dicho: Hermano, decídase a trabajar más por la Obra de Dios, acepte el pastorado de una iglesia, trabaje con entusiasmo y se sentirá mejor de sus males y tendrá la gran satisfacción de no estar viviendo en vano. Esa era su experiencia. Comencé a levantarme por las mañanas a orar y decidí trabajar más, me dedique a visitar a los presos y hablarles del Evangelio, visitar hogares y testificar de Cristo. Me acompañé del hermano Antonio Mejía Castro, pastor de la primera iglesia de Guamúchil, un hombre bueno, sencillo y santo y su compañía me hizo mucho bien Oramos juntos por dos años en las mañanas y nos convenimos de tal modo en hacer las cosas que logramos en ese periodo triunfos en la iglesia y mi situación tuvo un cambio radical. El hermano Mejía, pasó a ocupar el Obispado del distrito y el que esto escribe a pastorear una pequeña iglesia de la provincia con 35 hermanos. Después de nueve meses, tenemos 42 hermanos, nuestra escuela dominical ha superado los 180 alumnos y he vivido la experiencia más sublime como pastor. Cuánto puede un hombre con su ejemplo y consejos lograr en las mentes de los demás.

En el mes de noviembre de 1969, fui invitado por el hermano Maclovio para acompañarlo en un nuevo viaje por Centroamérica que acepté gustoso porque sabía lo que significaba para mí. Llegué a la ciudad de México el día 18 de ese mes y tres días después salíamos en el automóvil de la presidencia rumbo a Guatemala. Durante este viaje traté de aprovechar al máximo sus experiencia hice anotaciones en mi diario de algunas cosas que me parecieron de mayor importancia. Todo lo que me platicaba lo consideraba así y juzgué que me convenía aprovecharlo. Arribamos a Managua, Nicaragua donde por primera vez se celebraría una Convención Centroamericana Misionera con asistencia de hermanos de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Sería la última a la que asistiría nuestro desaparecido. Estuvimos una semana activando y comprobé cuánto significaba para los hermanos Centroamericanos la intervención del hermano Maclovio a quien consideraban como un padre. Así lo manifestaron. El hizo verdaderos esfuerzos para presidir los trabajos. Para esta fecha su salud era escasísima, se mantenía en pie porque su espíritu era indomable. Compuso una hermosa poesía (insertada aparte) que me tocó el honor de declamar la última noche de la convención causando buen impacto. Esta composición como todas las cosas que escribió, fue en pequeños momentos que disponía durante la reunión de los ministros. Tenía la ventaja de escribir y darse cuenta al mismo tiempo de lo que se estaba tratando en las reuniones sin perder la ilación. El hermano Felipe Rivas Hernández con quien viajó mucho y juntos hicieron tanto trabajo, decía que tenía doble enchufe. Al finalizar la convención me conmovió ver a los hermanos centroamericanos despedir al Obispo Presidente, todos con expresión de gratitud, con lágrimas y abrazos. Presentían no volverlo a ver.

De regreso visitamos algunas iglesias en el país del Salvador. De paso tuvimos la necesidad de consultar un médico de origen judío, que años antes le había administrado una delicada operación de la que salió con vida por un milagro de Dios para venir poco después a recibir sorpresivamente la Presidencia de la Iglesia por cuatro años más. Así fue la voluntad de Dios. Él estaba haciendo los preparativos para trasladarse a Centroamérica y ayudar a los hermanos allá. Pero el Señor tenía otros planes para él. En esta ocasión de regreso de la Convención Centroamericana, entré con él al consultorio y el médico me dijo: Su tío está muy agotado, necesita reposo absoluto y eso le prescribo. Sonriendo el hermano Gaxiola dijo: No es posible por ahora y así continuamos haciendo frente a la situación. Sin quejarse, haciendo caso omiso de las enfermedades, siempre con una sonrisa. Traté de ayudarlo en todo lo que me fue posible. Me dio la oportunidad de predicar cada noche en los lugares que visitábamos y así podía descansar un poco y después de tres semanas regresamos a la ciudad de México donde los doctores lo sometieron a un reposo absoluto.

Mi último viaje en su compañía y del hermano Ysidro Pérez Ramírez, su inseparable compañero y gran amigo, fue a la ciudad de Portland, Oregón, E.U., en agosto de 1970 Asistimos a la Convención No. 46 de la Iglesia Pentecostal Unida. En ella recibimos muestras de aprecio de los hermanos Stanley Chambers y C.M. Becton, presidente y secretario respectivamente de dicha organización. Ellos nos ofrecieron un desayuno en el hotel Holiday Inn el día que nos despedimos y hubo frases de elogio por parte de los hermanos norteamericanos y así se logró estrechar más los lazos fraternales de ambas organizaciones.

Los días que siguieron fueron pesados hasta esperar la Convención General de la Iglesia en Torreón, Coahuila. Los médicos que lo atendían no autorizaban ese viaje pero el insistió y con muchas dificultades logro llegar. Su vida parecía escapársele. Lo tuvieron con oxígeno los primeros días y logro recuperarse rápidamente para estar presente el día de la inauguración y acompañar a los ministros el día de las elecciones, tomar la protesta del nuevo presidente y cesar su tremenda responsabilidad que lo ciñó y le acabo la vida. Pero sintió descanso con la misión cumplida. Ahora un hombre más joven y fuerte había tomado el timón de la Iglesia que tanto quiso y por la que luchó y sufrió hasta gastar el último aliento y acabar con todas sus fuerzas.

Un nuevo infarto cardiaco lo sorprendió y casi examine se trasladó a Guamúchil, Sinaloa. La ciudad que lo vio nacer dos veces y a la que quiso tanto. Llego en la segunda quincena de diciembre de 1970 y allí permaneció prácticamente inmóvil hasta el día de su partida. En sus últimos días tuvimos el privilegio de verlo. Sereno, escribiendo, hablando de su esperanza en el triunfo de la Iglesia, haciendo planes, deseando trabajar pero ya su corazón no pudo palpitar más y termino su existencia a las 12 horas del día 12 de enero de 1971.

Así lo vimos partir dejándonos un recuerdo imborrable una huella luminosa, un ejemplo digno de imitar. Hemos colocado sobre su tumba un monumento con el siguiente epitafio:

NOS DEJO UNA HERENCIA. EL MAS PRECIADO TESORO LA ESPERANZA DE UNIRNOS CON EL EN EL CIELO EL RECUERDO DE SUS CONSEJOS, LA IMAGEN DE SUS VIRTUDES Y EL EJEMPLO DE SU VIDA FECUNDA EN LA TIERRA.

Curriculum Vitae

Maclovio Gaxiola López, fue el noveno hijo de Miguel Gaxiola Montoya y Cenobia López Armenta, nacido en Guamúchil Sinaloa, México el día 10 de enero de 1913.

Nunca asistió a la escuela, pero su privilegiada inteligencia le permitió auto enseñarse a leer y escribir. Aprovecho todas las oportunidades que se le presentaron para acumular una cultura bastante elevada. En los libros bebió toda la fuente de su saber, siendo la Biblia el principal libro que enriqueció su espíritu, alma y cuerpo. La vida fue su escuela en la que obtuvo un cumulo de conocimientos que lo convirtieron en un verdadero maestro. Destaco como un gran orador, poeta consumado, escritor prolifero, brillante músico, reconocido cantante, pastor evangélico, decano de misioneros, etc. Sobre todo poseyó grandes cualidades morales que lo hicieron uno de los consejeros más solicitados de su tiempo.

Fue bautizado en la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, el 31 de diciembre en Guamúchil Sinaloa, el año de 1932. En Bamoa, Sinaloa recibió el Don del Espíritu Santo el 5 de enero de 1933. En su misma tierra natal fue iniciado en el ministerio el día 1 de abril de 1933. En la ciudad de Torreón, Coahuila fue ordenado como ministro el 31 de diciembre de 1934. Interviniendo en la ceremonia los ministros Felipe Rivas H., José Ortega A., y Aurelio Rodríguez. Su primer pastorado lo ejerció en la iglesia de Guamúchil, Sinaloa, desde al año de 1933 hasta 1939. Durante ese tiempo fundo además de la iglesia de su pueblo natal, las iglesias de Angostura y Constancia y en el año de 1940 fundo la iglesia de Mazatlán en el mismo estado de Sinaloa.

Fue el primer Obispo de la Costa del Pacífico desde el año de 1940 y durante sus gestiones consolido las iglesias de Tepic, Nayarit y Guadalajara, Jalisco. Después paso a la ciudad de México en donde ejerció predominante influencia impulsando la Obra de Dios en el Distrito Federal y en las regiones del Istmo y el Sureste.

Fundó y fue el rector del Instituto Teológico Apostólico Internacional. Prestó su propia casa para que en ella funcionara dicha escuela en su iniciación el 7 de abril de 1946 en la ciudad de México. Inició la Obra misionera en el extranjero y fue el primer misionero que envió la Iglesia Apostólica a Centro y Sud-América.
Tocó a él ser el fundador de la revista oficial de la Iglesia: El Exegeta. Fue también el primer Vicepresidente de la Iglesia.
En dos ocasiones desempeño el cargo de Presidente de la Iglesia. El primer periodo de 1958 a 1962 y el segundo de 1966 a 1970.
Escribió algunos libros entre los cuales mencionamos. La Historia de la Iglesia, Teología Moral y un folleto sobre este último tema.

Compuso numerosas poesías, escribió y arreglo muchos himnos. Compilo himnos que unió a los suyos y formo el himnario de Suprema Alabanza y Consolación.
Intervino en la redacción de la primera Constitución de la Iglesia e hizo la impresión de la misma.
Desempeñó también los cargos de Obispo del Distrito Central, Obispo del Distrito de Baja California, Secretario de Misiones y Tesorero General. Un infarto le privo de la vida el día 12 de enero 1971 en su tierra natal, cuando se preparaba para tomar la responsabilidad como Obispo del Distrito Central.
Le sobrevive su esposa Micaela Suárez Vda. de Gaxiola con quien contrajo nupcias en el año de 1930 y siete hijos que el Señor les dio.
La Iglesia Apostólica fue enriquecida y bendecida con su fructífero ministerio que desempeño durante 38 años y nueve meses consecutivos a partir de su iniciación en el ministerio.

Descanse en paz el pastor que amorosamente cuido del rebaño y en quien se cumplieron fielmente las palabras de Cristo:
El buen pastor su vida da por las ovejas.